TDAH: Verdaderamente un “déficit”?

A partir de las jornadas de Familias Leonas TDAH en Mar del Plata, y las compartidas que se hicieron en redes social del post que hice tanto en mi blog como en mi Facebook sobre mi diagnóstico, estuve hablando con bastantes familias al respecto; madres y abuelas de chicos TDAH, además de gente que no lo tiene y quería entender un poco más al respecto.

Y se dio un tema en particular que me gustaría abordar, y tiene que ver con el concepto de DÉFICIT dentro de la etiqueta del TDAH; y sale primordialmente del nombre. Trastorno de déficit de atención con (o sin) hiperactividad.

Y ahí es donde nos topamos con la primera dificultad para explicar el trastorno: la parte de déficit. ¿Por qué lo digo? Porque mucha gente que intenta comprenderlo, entiende mal lo que significa (o implica) decir “déficit de atención“.

Yo soy uno de esos TDAH que tenemos/sufrimos/estamos privilegiados/padecemos (como queramos verlo) de hiperfoco. Según mi experiencia y contacto con otros TDAH, no a todos les pasa o no todos pueden darse cuenta que lo tienen. Y medio como que el hiperfoco vence un poco el propósito de explicar el TDA como un “déficit de atención“.

Porque (y voy a parafrasear comentarios que me han hecho):

¿Cómo puede ser que una persona que tenga déficit de atención pueda concentrarse tanto?

¿No era que no podían concentrarse?

Creo que el problema radica en el concepto de “DÉFICIT” de atención. Creo que sería útil, como herramienta explicativa y para que la gente pueda comprender un poco más el trastorno y como nos afecta, que cambiáramos la D de “déficit” por la D de “desregularización“: trastorno de desregularización de la atención c/s hiperactividad.

Aclaro, no estoy abogando a que se cambie el nombre del diagnóstico. Lo propongo meramente como un ejercicio; quizás como herramienta para explicarle a los demás lo que nos ocurre para que lo puedan comprender mejor.

Decirle “déficit de atención” implica que nuestra atención merma. Es cierto, nos cuesta concentrarnos; nos cuesta hacer foco en algo. Pero no porque no podamos prestar atención, sino porque no podemos regular hacia donde va nuestra atención. Creo que nos pasa a todos que quizás no podamos concentrarnos en clase, o en el trabajo, o lo que sea, pero si encontramos algo que nos interesa, nos quedamos embobados con eso y el tiempo pasa volando.

Nuestro problema es ese, que no podemos regular en qué concentrarnos: porque o no nos podemos concentrar en algo, o nos concentramos TANTO que todo lo demás deja de existir. Hay gente que me ha visto trabajar y estar 10 horas absorto trabajando en un proyecto, que olvido de comer, de atender el teléfono, de levantarme a estirar las piernas, o escuchar a otra persona si está al lado. Y después me preguntan: “No era que tenías déficit de atención?

Claro. A veces es un déficit y a veces no. Mi problema no es no poder concentrarme; bueno, sí, a veces lo es. Pero a veces me concentro tanto que no puedo escaparme de eso.

Cuando logro canalizarlo en algo productivo, mi TDAH es un SÚPER PODER.

Cuando hago hiperfoco en alguna cosa inútil…. bueno, no lo es.

Lo hablaba con la presidenta de la ONG el otro día: La semana pasada, mi cerebro hizo hiperfoco en una pestaña corrida de mi interlocutor mientras hablábamos, y todo lo demás dejó de existir. Después me entero que la charla duró media media, y no tengo ningún tipo de registro de esa charla. Y la otra persona me dice que yo seguí hablando como si nada. Claramente, mi cerebro estaba totalmente en automático. Andá a saber qué fue lo que dije! No tengo ningún tipo de recuerdo de qué se dijo en esa charla una vez que mi cerebro fixó en esa pestaña.

En resumen, quizás para los de afuera, como herramienta didáctica, podemos explicarlo como que no siempre es un Déficit de atención como una carencia de ello; quizás sea más práctico explicar esa D como una desregularización de nuestra capacidad de atender.

 

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