Los hermanos sean unidos
El gran Tony Levin llega a Mar del Plata junto la banda Levin Brothers para rendir tributo a los discos de jazz de la década del 50. En la previa del show, charlamos con él sobre este nuevo proyecto del que se desprende el primer material ideado y creado de manera conjunta con su hermano Pete.
Por Mariano Manfredi y Andrés Guazzelli | Fotos: Vanesa Falcone
El recital será este miércoles 15 de marzo, a partir de las 21:30, en el Teatro Colón de nuestra ciudad, ubicado en Hipólito Yrigoyen 1665. Sobre este clásico escenario, los hermanos Levin presentarán su nueva banda, de la cual también forman parte Erik Lawrence en saxo y Jeff Siegel en batería.
Tony Levin es dueño de uno de los bajos más reconocidos y respetados de la música internacional. Además es un gran experimentador musical y sus trabajos se caracterizan por su originalidad, talento e innovación. Integra hace años la banda de Peter Gabriel y ha tocado con Pink Floyd, John Lennon, Paul Simon, Gary Burton, James Taylor, Goro Noguchi, Judy Collins, Joye Yamanaka, Carly Simon, Peter Frampton, Tim Finn y Richie Sambora, entre otros.
Una de las primeras cuestiones que despierta curiosidad es el hecho de que nunca antes Tony y Pete habían encabezado un proyecto de estas características de manera conjunta. No cabe duda de que se trata de dos músicos súper reconocidos, respetados y experimentados y, por consiguiente, las oportunidades de editar un disco juntos siempre estuvieron presentes. Pero el momento elegido es ahora.
– ¿Qué tiene de especial esta etapa de sus vidas y carreras como para haberla elegido y encarar este proyecto juntos?
– Para ser sincero, la idea de esta banda y este álbum nació recién tres años atrás. Estaba practicando con el cello, el cual suelo tocar, aunque no tan seguido como el bajo, y recordé a Oscar Pettiford, el bajista favorito de mi infancia, tocar tanto el cello como el bajo en los ‘50. Pete también amaba los discos de Oscar (y del cornista Julius Watkins), así que le pregunté qué le parecía la idea de escribir música juntos en ese estilo y hacer un disco con ello. La idea le encantó, y todo fluyó naturalmente.
Tony cuenta que de esta mixtura resulta el género llamado cool jazz, el cual se caracteriza por tener canciones cortas y melódicas, con solos no tan largos, por lo que cada tema es mucho más corto que en otros estilos de jazz. “En mi opinión, esta particularidad te obliga a aprovechar el poco espacio al máximo, tocar lo mejor que puedas en ese corto tiempo y dejarle el lugar a los otros músicos para que hagan lo mismo”, analiza Levin.
– ¿Cómo es la dinámica a la hora de trabajar entre hermanos? Sobretodo teniendo en cuenta que llegan de backgrounds diferentes, donde Pete viene más del lado del jazz y Tony está más emparentado con lo progresivo.
– En realidad, es bastante fácil para nosotros. Nos llevamos muy bien, tanto personal como musicalmente. Y no estamos tan lejanos en estilo… yo describiría a Pete como un jazzista que toca mucho rock (incluyendo, años atrás, en mi Tony Levin Band), y yo soy un rockero que toca mucho jazz. En esta banda, teníamos en mente un estilo de jazz muy específico desde el comienzo, por lo que las decisiones fueron fáciles de tomar. Debo mencionar, además, que en vivo hacemos mucha música más allá de las piezas de nuestro álbum, incluyendo nuestra versión de los temas de Peter Gabriel (“Don’t Give Up“) y King Crimson (“Matte Kudasai“), además de la “Milonga del Angel“, de Astor Piazzolla.
Las sesiones de grabación tuvieron lugar en el Estudio NRS de Scott Petito, en el área de Woodstock, donde los Levin residen. “Todo el material es nuestro, todas las nuevas composiciones excepto la hermosa canción de King Crimson “Matte Kudasai“. Porque mantuvimos las canciones cortas, había espacio para una gran cantidad de material en este lanzamiento”, cuenta acerca de este CD compuesto por 14 temas y 2 bonus tracks.
– Hace unos años se está viviendo una especie de regreso del vinilo y ustedes decidieron presentar, junto con el disco, una versión en ese formato. ¿Qué significa para ustedes el vinilo? ¿Tuvo que ver con la íntima conexión del formato con el jazz o fue por algún otro motivo?
– Bueno, este álbum es una especie de tributo a los discos de jazz de la década del 50, por lo que naturalmente mi deseo era tener una versión en vinilo, no solo por la música, sino que el tamaño de la portada deja muy contento al artista gráfico que tengo dentro. Y, como en las viejas épocas, las anotaciones del artista en el reverso, explicando cosas sobre la música. Hasta decidimos usar saco y corbata en el estudio mientras grabábamos, como hacían en aquel entonces. Usualmente, los gastos que implican lanzar una versión en vinilo además de la versión en digital previenen que se haga, pero esta vez, siendo este disco una especie de Bucket list (NdR: lista de cosas que hacer antes de morir) decidimos hacer todo lo posible para que pudiese salir también como un LP. Y hubo una linda sorpresa: con mayor cantidad de temas y cada uno más corto en duración.
– ¿Cuánto de sus composiciones se desprenden del vivo y la improvisación y cuánto surge de sentarse concientemente a componer?
– Depende de la banda. En Stick Men, bastante de nuestra improvisación derivó en composición, pero también hay bastante de composición individual. Con Levin Brothers, yo empezaba las piezas y luego se las mandaba a Pete para que terminara la estructura de acordes, sabiendo que las haría de la manera que yo esperaba. Y como ya dije antes, las ideas musicales siempre salen de mí y trato de tenerlas siempre a mano, aún cuando existe la chance que no las use por años.
En 2007, Tony Levin lanzó el disco “Stick Man“, en el que presentaba piezas grabadas en el Chapman Stick, un particular instrumento de cuerdas que permite la ejecución de de múltiples notas cualquiera sea la distancia tonal, dando la posibilidad al instrumentista tocar bajos, acordes y melodías de forma simultánea. Ese álbum derivó en Stick Men, la banda a la que Levin hace referencia y que -originalmente- compartía con Pat Mastelotto y Michael Bernier.
– Desde una perspectiva compositiva y desde el rol de arreglador ¿Cómo fue el acercamiento a un instrumento tan radicalmente diferente pero intrínsicamente similar, viniendo del bajo y contrabajo? ¿Cómo ha variado el mindset a la hora de arreglar? Sobretodo porque arreglás las partes de stick como un bajo, mientras que otros stickistas lo hacen más bien como si fuese un teclado.
– El Chapman Stick es un instrumento maravilloso, no sólo para tocarlo, sino también para escribir con él. Es muy diferente a un bajo o a una guitarra, y se pueden hacer cosas muy diferentes. Habiendo dicho eso, mucha de la música que escribo la tengo en la mente, y la escribo literalmente en papel (a veces al costado de la ruta si es que estoy manejando), y después decido con qué banda quiero usarla y qué instrumentos quiero que tenga. No es el caso con la música que hacemos con Levin Brothers, pero es a menudo el caso con otras composiciones que hago.
Sobre el cierre de la charla, aprovechando la posibilidad de tener en frente una voz más que autorizada en materia musical, se hizo referencia a los 100 años que nos separan de lo que fue la era dorada del jazz en Estados Unidos para luego esbozar un diagnóstico del tiempo transcurrido e intentar vislumbrar el futuro inmediato del género. Tony Levin fue más que claro: “Ojalá supiese. No soy para nada bueno a la hora de predecir la dirección que tomará la música en cualquier estilo. Soy simplemente un músico que ama tener la chance de hacer buena música”.
Si hablamos de chances, en este momento la oportunidad es nuestra, de los marplatenses. No todos los días se presenta la posibilidad de ver a semejante músico reconocido a nivel mundial. La noche promete excelencia. Realmente, no está para perdérselo.
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